Haggadah Caraíta de Pesaj

Haggadah Caraíta de Pesaj

 

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Por: Hakham Meir Yosef Rekhavi

La Haggadah es el relato del Éxodo de Egipto que se lee durante el Seder de la Noche de Pascua. Esta nueva Haggadah es una Haggadah realmente Bíblica con un relato completo de ese evento milagroso.

¡Alabad el nombre de YHWH! Alabad a Yah, siervos de YHWH, los que estáis en la casa de YHWH, en los atrios de la casa de nuestro Dios Alabad a Yah, porque él es bueno; cantad salmos a su nombre, porque él es benigno, porque Yah ha escogido a Ya’akov para sí, a Yisrael por posesión suya. Yo sé, ciertamente, que YHWH es grande, y el Señor nuestro, mayor que todos los dioses. Todo lo que YHWH quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos. Hace subir las nubes de los extremos de la tierra; hace los relámpagos para la lluvia; saca de sus depósitos los vientos. Él es quien hizo morir a los primogénitos de Misrayim, desde el hombre hasta la bestia. Envió señales y prodigios en medio de ti, Misrayim, contra el Par’o y contra todos sus siervos. Destruyó a muchas naciones y mató a reyes poderosos: A Sihon, rey Emori, a ‘Ogh, rey de Bashan, y a todos los reyes de Kena’an. Y dio la tierra de ellos en heredad, en heredad a Yisrael su pueblo. YHWH, eterno es tu nombre; tu memoria, YHWH, de generación en generación! YHWH juzgará a su pueblo y se compadecerá de sus siervos. Los ídolos de las naciones son plata y oro, obra de manos de hombres. Tienen boca y no hablan; tienen ojos y no ven; tienen orejas y no oyen; tampoco hay aliento en sus bocas. Semejantes a ellos son los que los hacen y todos los que en ellos confían. Casa de Yisrael, ¡bendecid a YHWH! Casa de Aharon, ¡bendecid a YHWH! Casa de Lewi, ¡bendecid a YHWH! Los que teméis a YHWH, ¡bendecid a YHWH! Desde Siyyon sea bendecido YHWH, que mora en Yerushalem. ¡Aleluya!(Salmo 135)

«Mañana, cuando te pregunte tu hijo: «¿Qué significan los testimonios, estatutos y decretos que YHWH nuestro Dios os mandó?», dirás a tu hijo: «Nosotros éramos siervos del Par’o en Misrayim, y YHWH nos sacó de Misrayim con mano poderosa. YHWH hizo delante de nuestros ojos señales y milagros grandes y terribles en Misrayim, contra el Par’o y contra toda su casa. Y nos sacó de allá para traernos y darnos la tierra que prometió a nuestros padres. YHWH nos mandó que cumplamos todos estos estatutos, y que temamos a YHWH, nuestro Dios, para que nos vaya bien todos los días y para que nos conserve la vida, como hasta hoy. Y tendremos justicia cuando cuidemos de poner por obra todos estos mandamientos delante de YHWH, nuestro Dios, como él nos ha mandado». (Deut. 6:20-25)

Y para que cuentes a tus hijos y a tus nietos las cosas que yo hice en Misrayim y las señales que hice entre ellos, y así sepáis que yo soy YHWH.(Ex. 10:2)

Las cuales hemos oído y entendido, las que nuestros padres nos contaron. No las encubriremos a sus hijos, contaremos a la generación venidera las alabanzas de YHWH, su potencia y las maravillas que hizo. (Salmo 78:3-4)

Tú eres, oh YHWH, el Dios que escogió a Avram; tú lo sacaste de Ur de los Kasdim, y le pusiste por nombre Avraham. Hallaste fiel su corazón delante de ti, e hiciste pacto con él para darle la tierra del Kena’ani, del Hitti, del Emori, del Perizzi, del Yevusi y del Girgashi, para darla a su descendencia; y cumpliste tu palabra, porque eres justo. «Miraste la aflicción de nuestros padres en Misrayim, y oíste el clamor de ellos en el Mar Rojo. Hiciste señales y maravillas contra el Par’o, contra todos sus siervos, y contra todo el pueblo de su tierra, porque sabías que habían procedido con soberbia contra ellos; y te hiciste nombre grande como hasta este día. (Neh. 9:7-10)

Y así informó a Avraham nuestro padre que su descendencia sería afligida en una tierra que no será suya, tal como está escrito:

Y entonces le dijo: «Ten por cierto que tu descendencia habitará en tierra ajena, será esclava allí y será oprimida cuatrocientos años. Pero también a la nación a la cual servirán juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza.» (Gen. 15:13-14)

Y entró Yisrael en Misrayim, Ya’akov moró en la tierra de Ham. Y multiplicó su pueblo en gran manera y lo hizo más fuerte que sus enemigos. Cambió el corazón de ellos para que aborrecieran a su pueblo, para que contra sus siervos pensaran mal. (Salmo 105:23-25)

Y así los Misrayim trataron con astucia a nuestros padres. Los afligieron, los esclavizaron y amargaron sus vidas, tal como está escrito:

Y se levantó sobre Misrayim un nuevo rey que no conocía a Yosef, y dijo a su pueblo: «Mirad, el pueblo de los hijos de Yisrael es más numeroso y fuerte que nosotros. Ahora, pues, seamos sabios para con él, para que no se multiplique y acontezca que, en caso de guerra, él también se una a nuestros enemigos para pelear contra nosotros, y se vaya de esta tierra». Entonces pusieron sobre ellos comisarios de tributos para que los oprimieran con sus cargas. Así edificaron para el Par’o las ciudades de almacenaje, Pithom y Ra’amses. Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían, de manera que los Misrayim temían a los hijos de Yisrael. (Ex. 1:8-12)

Y los Misrayim hicieron servir a los hijos de Yisrael con dureza, y amargaron su vida con dura servidumbre en la fabricación de barro y ladrillo, en toda labor del campo y en todo su servicio, al cual los obligaban con rigor. (Ex. 1:13-14)

Y Paraón y los Misrayim dictaron dos decretos contra nuestros padres. El primer decreto por manos de las parteras, como está escrito:

Y habló el rey de Misrayim a las parteras de las Hebreas, una de las cuales se llamaba Shifra y la otra Pu’a, y les dijo: «Cuando asistáis a las Hebreas en sus partos, observad el sexo: si es hijo, matadlo; si es hija, dejadla vivir». Pero las parteras temieron a Dios y no hicieron como les mandó el rey de Misrayim, sino que preservaron la vida a los niños. Entonces el rey de Misrayim hizo llamar a las parteras, y les dijo: «¿Por qué habéis hecho esto? ¿Por que habéis preservado la vida a los niños?» Las parteras respondieron al Par’o: «Porque las mujeres Hebreas no son como las egipcias; son robustas y dan a luz antes que llegue la partera.» Dios favoreció a las parteras; el pueblo se multiplicó y se fortaleció mucho. Y por haber las parteras temido a Dios, él prosperó sus familias. (Ex. 1:15-21)

El segundo decreto por manos de su pueblos, tal como está escrito:

Y Par’o dio a todo su pueblo esta orden: «Echad al río a todo hijo que nazca, y preservad la vida a toda hija». (Ex. 1:22)

En esos días de aflicción nació un libertador. Y un hombre de la familia de Lewi fue y tomó por mujer a una hija de Lewi, la que concibió y dio a luz un hijo. Al ver que era hermoso, lo tuvo escondido durante tres meses. Pero no pudiendo ocultarlo más tiempo, tomó una canasta, la calafateó con asfalto y brea, colocó en ella al niño y la puso entre los juncos a la orilla del río. Y una hermana suya se puso a lo lejos para ver lo que le acontecería. (Ex. 2:1-4)

Y la hija del Par’o descendió a lavarse al río y, mientras sus doncellas se paseaban por la ribera del río, vio ella la canasta entre los juncos y envió una criada suya para que la tomara. Cuando la abrió, vio al niño, que estaba llorando. Llena de compasión por él, exclamó: «Este es un niño de los Hebreos». Entonces la hermana del niño dijo a la hija del Par’o: «¿Quieres que te llame a una nodriza de las Hebreas para que te críe a este niño?» «Ve» respondió la hija del Par’o. La joven fue y llamó a la madre del niño, a la cual dijo la hija del Par’o: «Llévate a este niño y críamelo; yo te lo pagaré». La mujer tomó al niño y lo crió. Y cuando el niño creció, se lo entregó a la hija del Par’o, la cual lo crió como hijo suyo y le puso por nombre Moshe, diciendo: «Porque de las aguas lo saqué». (Ex. 2:5-10)

Y en aquellos días sucedió que, crecido ya Moshe, salió a visitar a sus hermanos. Los vio en sus duras tareas, y observó a un egipcio que golpeaba a uno de sus hermanos Hebreos. Entonces miró a todas partes, y viendo que no había nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena. Al día siguiente salió, vio a dos Hebreos que reñían, y preguntó al que maltrataba al otro: «¿Por qué golpeas a tu prójimo?» Él respondió: «¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre nosotros? ¿Piensas matarme como mataste al egipcio?» Entonces Moshe tuvo miedo, y pensó: «Ciertamente esto ha sido descubierto». Cuando el Par’o oyó acerca de este hecho, procuró matar a Moshe; pero Moshe huyó de la presencia del Par’o y habitó en la tierra de Midhyan. Allí se sentó junto a un pozo. (Ex. 2:11-15)

Y Moshe se estableció con Yithro el sacerdote de Midhyan, tal como está escrito:

Y Moshe aceptó vivir en casa de aquel hombre; y este dio a su hija Sippora por mujer a Moshe. (Ex. 2:21)

Y aconteció que después de muchos días murió el rey de Misrayim. Los hijos de Yisrael, que gemían a causa de la servidumbre, clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos desde lo profundo de su servidumbre. Dios oyó el gemido de ellos y se acordó de su pacto con Avraham, Yishak y Ya’akov. Y miró Dios a los hijos de Yisrael, y conoció su condición. (Ex. 2:23-25)

Apacentando Moshe las ovejas de su suegro Yithro, sacerdote de Midhyan, llevó las ovejas a través del desierto y llegó hasta Horev, monte de Dios. Allí se le apareció el ángel de YHWH en una llama de fuego, en medio de una zarza. Al fijarse, vio que la zarza ardía en fuego, pero la zarza no se consumía. Entonces Moshe se dijo: «Iré ahora para contemplar esta gran visión, por qué causa la zarza no se quema». Cuando YHWH vio que él iba a mirar, lo llamó de en medio de la zarza: «¡Moshe, Moshe!» «Aquí estoy» respondió él. Dios le dijo: «No te acerques; quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es». Y añadió: «Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Avraham, el Dios de Yishak y el Dios de Ya’akov». Entonces Moshe cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios. (Ex. 3:1-6).

Dijo luego YHWH: «Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Misrayim, y he oído su clamor a causa de sus opresores, pues he conocido sus angustias. Por eso he descendido para librarlos de manos de los Misrayim y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a una tierra que fluye leche y miel, a los lugares del Kena’ani, del Hitti, del Emori, del Perizzi, del Heveo y del Yevusi». (Ex. 3:7-8)

«Ven, por tanto, ahora, y te enviaré al Par’o para que saques de Misrayim a mi pueblo, a los hijos de Yisrael». (Ex. 3:10)

¿Y Moshe respondió a Dios: «¿Quién soy yo para que vaya al Par’o y saque de Misrayim a los hijos de Yisrael?» Dios le respondió: «Yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Misrayim al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte». (Ex. 3:11-12)

Y Moshe respondió a Dios: «¿Quién soy yo para que vaya al Par’o y saque de Misrayim a los hijos de Yisrael?» Dios le respondió: «Yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Misrayim al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte». Dijo Moshe a Dios: «Si voy a los hijos de Yisrael y les digo: «YHWH, el Dios de vuestros padres, me ha enviado a vosotros», me preguntarán: «¿Cuál es su nombre?». Entonces ¿qué les responderé?» (Ex. 3:13-15)

» Y Yo sé que el rey de Misrayim no os dejará ir sino por la fuerza. Pero Yo extenderé mi mano y heriré a Misrayim con todas las maravillas que obraré en el país, y entonces os dejará ir.(Ex. 3:19-20)

Y YHWH le dijo: «Cuando hayas vuelto a Misrayim, ocúpate de hacer delante del Par’o todas las maravillas que he puesto en tus manos; pero yo endureceré su corazón, de modo que no dejará ir al pueblo. Entonces dirás al Par’o: ‘YHWH ha dicho así: Yisrael es mi hijo, mi primogénito. Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo, para que me sirva; pero si te niegas a dejarlo ir, yo mataré a tu hijo, a tu primogénito»‘. (Ex. 4:21-23)

Porque te hice subir de la tierra de Misrayim, te redimí de la casa de servidumbre y envié delante de ti a Moshe, a Aharon, y a Miryam. (Miqueas. 6:4)

Envió a su siervo Moshe y a Aharon, al cual escogió. Puso en ellos las palabras de sus señales, y sus prodigios en la tierra de Ham. (Salmo 105:26-27)

Y después Moshe y Aharon entraron a la presencia del Par’o, y le dijeron: «YHWH, el Dios de Yisrael, dice así: Deja ir a mi pueblo para que me celebre una fiesta en el desierto». Pero el Par’o respondió: «¿Quién es YHWH para que yo oiga su voz y deje ir a Yisrael? Yo no conozco a YHWH, ni tampoco dejaré ir a Yisrael». Ellos dijeron: «El Dios de los Hebreos se nos ha manifestado; iremos, pues, ahora, tres días de camino por el desierto, y ofreceremos sacrificios a YHWH, nuestro Dios, para que no venga sobre nosotros con peste o con espada». Entonces el rey de Misrayim les dijo: «Moshe y Aharon, ¿por qué buscáis apartar al pueblo de su trabajo? Volved a vuestras tareas». Dijo también el Par’o: «Ahora que el pueblo de la tierra es numeroso, vosotros queréis apartarlo de sus tareas». (Ex 5:1-5)

Y aquel mismo día el Par’o dio esta orden a los cuadrilleros encargados de las labores del pueblo y a sus capataces: «De aquí en adelante no daréis paja al pueblo para hacer ladrillo, como hasta ahora; que vayan ellos y recojan por sí mismos la paja. Les impondréis la misma tarea de ladrillo que hacían antes, y no les disminuiréis nada, pues están ociosos. Por eso claman diciendo: ‘Vamos y ofrezcamos sacrificios a nuestro Dios’. Que se les aumente el trabajo, para que estén ocupados y no atiendan a palabras mentirosas». (Ex 5:6-9)

Los cuadrilleros y sus capataces salieron y dijeron al pueblo: «Así ha dicho el Par’o: ‘Ya no os daré paja. Id vosotros y recoged la paja donde la halléis, pero nada se disminuirá de vuestra tarea»‘. Entonces el pueblo se esparció por toda la tierra de Misrayim para recoger rastrojo en lugar de paja. Y los cuadrilleros los apremiaban diciendo: «Acabad vuestra obra, la tarea de cada día en su día, como cuando se os daba paja». Y azotaban a los capataces de los hijos de Yisrael que los cuadrilleros del Par’o habían puesto sobre ellos, y les decían: «¿Por qué no habéis cumplido ni ayer ni hoy vuestra tarea de ladrillos como antes?» (Ex. 5:10-14)

Y los capataces de los hijos de Yisrael fueron a quejarse ante el Par’o y le dijeron: «¿Por qué tratas así a tus siervos? No se da paja a tus siervos, y con todo nos dicen: ‘Haced el ladrillo’. Además, tus siervos son azotados, y el pueblo tuyo es el culpable». Él respondió: «Estáis ociosos, sí, ociosos, y por eso decís: ‘Vamos y ofrezcamos sacrificios a YHWH’. Id, pues, ahora, y trabajad. No se os dará paja, y habéis de entregar la misma tarea de ladrillo». (Ex. 5:15-18)

Y los capataces de los hijos de Yisrael se sintieron afligidos cuando les dijeron: «No se disminuirá nada de vuestro ladrillo, de la tarea de cada día». Cuando salían de la presencia del Par’o, se encontraron con Moshe y Aharon, que los estaban esperando, y les dijeron: «Que YHWH os examine y os juzgue, pues nos habéis hecho odiosos ante el Par’o y sus siervos, y les habéis puesto la espada en la mano para que nos maten». Entonces Moshe se volvió a YHWH y preguntó: «Señor, ¿por qué afliges a este pueblo? ¿Para qué me enviaste?, porque desde que yo fui al Par’o para hablarle en tu nombre, ha afligido a este pueblo, y tú no has librado a tu pueblo». (Ex. 5:19-23)

Y YHWH respondió a Moshe: «Ahora verás lo que yo haré al Par’o, porque con mano fuerte los dejará ir, y con mano fuerte los echará de su tierra». (Ex. 6:1)

Y habló Dios a Moshe y le dijo: «Yo soy YHWH. Yo me aparecí a Avraham, a Yishak y a Ya’akov como Dios Omnipotente, pero con mi nombre YHWH no me di a conocer a ellos. También establecí mi pacto con ellos, para darles la tierra de Kena’an, la tierra en que fueron forasteros y en la cual habitaron. Asimismo yo he oído el gemido de los hijos de Yisrael, a quienes hacen servir los Misrayim, y me he acordado de mi pacto. Por tanto, dirás a los hijos de Yisrael: ‘Yo soy YHWH. Yo os sacaré de debajo de las pesadas tareas de Misrayim, os libraré de su servidumbre y os redimiré con brazo extendido y con gran justicia. Os tomaré como mi pueblo y seré vuestro Dios. Así sabréis que yo soy YHWH, vuestro Dios, que os sacó de debajo de las pesadas tareas de Misrayim. Os meteré en la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a Avraham, a Yishak y a Ya’akov. Yo os la daré por heredad. Yo soy YHWH'». De esta manera habló Moshe a los hijos de Yisrael; pero ellos no escuchaban a Moshe, debido al desaliento que los embargaba a causa de la dura servidumbre.(Ex. 6:2-9)

Y YHWH dijo a Moshe: «Mira, yo te he constituido dios para el Par’o, y tu hermano Aharon será tu profeta. Pero yo endureceré el corazón del Par’o, y multiplicaré en la tierra de Misrayim mis señales y mis maravillas. El Par’o no os oirá, pero yo pondré mi mano sobre Misrayim y sacaré a mis ejércitos, a mi pueblo, los hijos de Yisrael, de la tierra de Misrayim, con grandes juicios. Y sabrán los Misrayim que yo soy YHWH, cuando extienda mi mano sobre Misrayim y saque a los hijos de Yisrael de en medio de ellos». (Ex. 7:1,3-5)

Y habló YHWH a Moshe y a Aharon, diciendo: «Si el Par’o os responde: ‘Mostrad un milagro’, dirás a Aharon: ‘Toma tu vara y échala delante del Par’o, para que se convierta en una culebra'». Fueron, pues, Moshe y Aharon ante el Par’o, e hicieron como lo había mandado YHWH. Y echó Aharon su vara delante del Par’o y de sus siervos, y se convirtió en una culebra. Entonces llamó también el Par’o a los sabios y hechiceros, e hicieron también lo mismo los hechiceros de Misrayim con sus encantamientos; pues cada uno echó su vara, las cuales se volvieron culebras; pero la vara de Aharon devoró las varas de ellos. Sin embargo, el corazón del Par’o se endureció, y no los escuchó, como lo había dicho YHWH. (Ex. 7:8-13)

Y éstas son las diez plagas con las que YHWH golpeó a Par’o y a Misrayim a causa de su pueblo y para declarar su nombre.

Primera, sangre, como está escrito: Y YHWH dijo a Moshe: «Di a Aharon: ‘Toma tu vara y extiende tu mano sobre las aguas de Misrayim, sobre sus ríos, sobre sus arroyos, sobre sus estanques y sobre todos sus depósitos de aguas, para que se conviertan en sangre y haya sangre por toda la región de Misrayim, hasta en los vasos de madera y en los de piedra'». Moshe y Aharon hicieron como lo mandó YHWH. Alzando la vara, golpeó las aguas que había en el río, en presencia del Par’o y de sus siervos, y todas las aguas que había en el río se convirtieron en sangre. Asimismo, los peces que había en el río murieron; el río se corrompió, tanto que los Misrayim no podían beber de él. Y hubo sangre por toda la tierra de Misrayim. Pero los hechiceros de Misrayim hicieron lo mismo con sus encantamientos, así que el corazón del Par’o se endureció y no los escuchó, como lo había dicho YHWH. El Par’o se volvió y regresó a su casa, sin prestar atención tampoco a esto. Y en todo Misrayim hicieron pozos alrededor del río para beber, porque no podían beber de las aguas del río. Así pasaron siete días después que YHWH hirió el río. (Ex. 7:19-25)

Segundo, ranas, tal como está escrito: Y YHWH dijo a Moshe: «Entra a la presencia del Par’o, y dile: ‘YHWH ha dicho así: Deja ir a mi pueblo para que me sirva, porque si no lo dejas partir, yo castigaré con ranas todos tus territorios. El río criará ranas, las cuales subirán y entrarán en tu casa, en la habitación donde duermes y sobre tu cama; en las casas de tus siervos, en tu pueblo, en tus hornos y en tus artesas. Las ranas subirán sobre ti, sobre tu pueblo y sobre todos tus siervos'». Y YHWH dijo a Moshe: «Di a Aharon: ‘Extiende tu mano con tu vara sobre los ríos, arroyos y estanques, y haz subir ranas sobre la tierra de Misrayim'». Entonces Aharon extendió su mano sobre las aguas de Misrayim, y subieron ranas que cubrieron la tierra de Misrayim. Pero los hechiceros hicieron lo mismo con sus encantamientos, e hicieron venir ranas sobre la tierra de Misrayim. Entonces el Par’o llamó a Moshe y a Aharon, y les dijo: «Orad a YHWH para que aparte las ranas de mí y de mi pueblo, y dejaré ir a tu pueblo para que ofrezca sacrificios a YHWH». Respondió Moshe al Par’o: «Dígnate indicarme cuándo debo orar por ti, por tus siervos y por tu pueblo, para que las ranas se aparten de ti y de tus casas, y queden solamente en el río». «Mañana» dijo él. Moshe respondió: «Se hará conforme a tu palabra, para que conozcas que no hay como YHWH, nuestro Dios. Las ranas se apartarán de ti y de tus casas, de tus siervos y de tu pueblo, y solamente quedarán en el río». Entonces salieron Moshe y Aharon de la presencia del Par’o. Moshe clamó a YHWH tocante a las ranas que había mandado sobre el Par’o. E hizo YHWH conforme a la palabra de Moshe: murieron las ranas de las casas, de los cortijos y de los campos. Las juntaron en montones, y apestaba la tierra. Pero al ver el Par’o que le habían dado reposo, endureció su corazón y no los escuchó, tal como YHWH lo había dicho. (Ex. 8:1-11)

Tercera, piojos, tal como está escrito: Y YHWH dijo a Moshe: «Di a Aharon: ‘Extiende tu vara y golpea el polvo de la tierra, para que se convierta en piojos por todo el país de Misrayim'». Ellos lo hicieron así; Aharon extendió su mano con la vara y golpeó el polvo de la tierra, el cual se convirtió en piojos que se lanzaron sobre los hombres y las bestias. Todo el polvo de la tierra se convirtió en piojos en todo el país de Misrayim. Los hechiceros también intentaron sacar piojos con sus encantamientos, pero no pudieron. Hubo, pues, piojos tanto en los hombres como en las bestias. Entonces los hechiceros dijeron al Par’o: «Es el dedo de Dios. Pero el corazón del Par’o se endureció, y no los escuchó, tal como YHWH lo había dicho». (Ex 8:16-19)

Cuarto, enjambres, tal como está escrito: ¡Y YHWH dijo a Moshe: «Levántate de mañana y ponte delante del Par’o, cuando él salga al río, y dile: ‘YHWH ha dicho así: Deja ir a mi pueblo para que me sirva, porque si no dejas ir a mi pueblo, yo enviaré sobre ti, sobre tus siervos, sobre tu pueblo y sobre tus casas enjambres; las casas de los Misrayim se llenarán de enjambres, y asimismo la tierra donde ellos estén. Aquel día yo apartaré la tierra de Goshen, en la cual habita mi pueblo, para que no haya en ella enjambres, a fin de que sepas que yo soy YHWH en medio de la tierra. Y yo pondré redención entre mi pueblo y el tuyo. Mañana será esta señal'». YHWH lo hizo así, y vino toda clase de enjambres molestísimos sobre la casa del Par’o, sobre las casas de sus siervos y sobre todo el país de Misrayim; la tierra fue corrompida a causa de ellas. (Ex. 8:20-24)

Y dijo el Par’o: «Yo os dejaré ir para que ofrezcáis sacrificios a YHWH, vuestro Dios, en el desierto, con tal que no vayáis más lejos; orad por mí». Y Moshe respondió: «Al salir yo de tu presencia, rogaré a YHWH que las diversas clases de enjambres se alejen del Par’o, de sus siervos y de su pueblo mañana; con tal de que el Par’o no nos engañe más, impidiendo que el pueblo vaya a ofrecer sacrificios a YHWH». Entonces Moshe salió de la presencia del Par’o, y oró a YHWH. YHWH hizo conforme a la palabra de Moshe y apartó todas aquellos enjambres del Par’o, de sus siervos y de su pueblo, sin que quedara uno. Pero también esta vez el Par’o endureció su corazón y no dejó partir al pueblo. (Ex 8:28-32)

Quinta, peste, tal como está escrito: Y YHWH YHWH dijo a Moshe: «Entra a la presencia del Par’o, y dile: ‘YHWH, el Dios de los Hebreos, dice así: Deja ir a mi pueblo para que me sirva, porque si no lo dejas ir, y lo sigues deteniendo, la mano de YHWH caerá, con plaga gravísima, sobre el ganado que está en los campos: sobre caballos, asnos, camellos, vacas y ovejas. Pero YHWH hará distinción entre los ganados de Yisrael y los de Misrayim, de modo que nada muera de todo lo que pertenece a los hijos de Israel'». Y YHWH fijó el plazo, diciendo: «Mañana hará YHWH esta cosa en la tierra». Al día siguiente YHWH hizo aquello, y murió todo el ganado de Misrayim; pero del ganado de los hijos de Israel no murió ni un animal. El Par’o hizo averiguar, y se supo que del ganado de los hijos de Israel no había muerto ni un animal. Pero el corazón del Par’o se endureció, y no dejó ir al pueblo. (Ex. 9:1-7)

Sexta, llagas, tal como está escrito: Y YHWH dijo a Moshe y a Aharon: «Tomad puñados de ceniza de un horno, y la esparcirá Moshe hacia el cielo delante del Par’o. Se convertirá en polvo sobre toda la tierra de Misrayim, y producirá sarpullido con úlceras en los hombres y en las bestias por todo el país de Misrayim». Ellos tomaron ceniza del horno y se pusieron delante del Par’o; la esparció Moshe hacia el cielo, y hubo sarpullido que produjo úlceras tanto en los hombres como en las bestias. Ni los hechiceros podían permanecer delante de Moshe a causa del sarpullido, pues los hechiceros tenían sarpullido como todos los Misrayim. Pero YHWH endureció el corazón del Par’o, y no los oyó, tal como YHWH lo había dicho a Moshe. (Ex. 9:8-12)

Séptima, granizo, tal como está escrito: Y YHWH dijo a Moshe: «Levántate de mañana, ponte delante del Par’o y dile: ‘YHWH, el Dios de los Hebreos, dice así: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva, porque yo enviaré esta vez todas mis plagas sobre tu corazón, sobre tus siervos y sobre tu pueblo, para que entiendas que no hay otro como yo en toda la tierra. Por tanto, ahora yo extenderé mi mano para herirte a ti y a tu pueblo con una plaga, y desaparecerás de la tierra. A la verdad yo te he puesto para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado en toda la tierra. ¿Todavía te opones a mi pueblo y no lo dejas ir? Mañana, a esta hora, yo haré llover granizo muy pesado, cual nunca hubo en Misrayim, desde el día que se fundó hasta ahora. Envía, pues, a recoger tu ganado y todo lo que tienes en el campo, porque todo hombre o animal que se halle en el campo y no sea recogido en casa, el granizo caerá sobre él, y morirá'». De los siervos del Par’o, el que tuvo temor de la palabra de YHWH recogió a sus criados y a su ganado en casa, pero el que no puso en su corazón la palabra de YHWH, dejó a sus criados y a su ganado en el campo. (Ex. 9:13-21)

Y YHWH dijo a Moshe: «Extiende tu mano hacia el cielo, para que caiga granizo en toda la tierra de Misrayim sobre los hombres, sobre las bestias y sobre toda la hierba del campo en el país de Misrayim». Moshe extendió su vara hacia el cielo, y YHWH hizo tronar y granizar; el fuego se descargó sobre la tierra, y YHWH hizo llover granizo sobre la tierra de Misrayim. Hubo, pues, granizo, y fuego mezclado con el granizo, tan grande cual nunca hubo en toda la tierra de Misrayim desde que fue habitada. Aquel granizo hirió en toda la tierra de Misrayim todo lo que estaba en el campo, así hombres como bestias; también destrozó el granizo toda la hierba del campo, y desgajó todos los árboles del país. Solamente en la tierra de Goshen, donde estaban los hijos de Israel, no hubo granizo. (Ex. 9,22-26)

Y Par’o envió a llamar a Moshe y a Aharon, y les dijo: «He pecado esta vez; YHWH es justo, y yo y mi pueblo impíos. Orad a YHWH para que cesen los truenos de Dios y el granizo. Yo os dejaré ir; y no os detendréis más». Moshe le respondió: «Tan pronto salga yo de la ciudad, extenderé mis manos a YHWH; los truenos cesarán y no habrá más granizo, para que sepas que de YHWH es la tierra. Pero yo sé que ni tú ni tus siervos temeréis todavía la presencia de YHWH Dios». (Ex. 9:27-30)

Y cuando Moshe salió de la presencia del Par’o, fuera de la ciudad, extendió sus manos a YHWH, y cesaron los truenos y el granizo, y la lluvia no cayó más sobre la tierra. Al ver el Par’o que la lluvia, el granizo y los truenos habían cesado, se obstinó en pecar, y endurecieron su corazón él y sus siervos. Se endureció el corazón del Par’o, y no dejó ir a los hijos de Israel, tal como YHWH lo había dicho por medio de Moshe. (Ex. 9:33-35)

Octava, langostas, tal como está escrito: Y YHWH dijo a Moshe: «Entra a la presencia del Par’o, porque yo he endurecido su corazón y el corazón de sus siervos, para mostrar entre ellos estas mis señales, para que cuentes a tus hijos y a tus nietos las cosas que yo hice en Misrayim y las señales que hice entre ellos, y así sepáis que yo soy YHWH». Entonces fueron Moshe y Aharon ante el Par’o, y le dijeron: «YHWH, el Dios de los Hebreos, ha dicho así: ‘¿Hasta cuándo no querrás humillarte delante de mí? Deja ir a mi pueblo, para que me sirva. Y si aún rehúsas dejarlo ir, mañana yo traeré sobre tu territorio la langosta, la cual cubrirá la faz de la tierra, de modo que no pueda verse la tierra. Ella comerá lo que escapó, lo que os quedó del granizo; comerá asimismo todo árbol que crece en el campo. Llenará tus casas, las casas de todos tus siervos y las casas de todos los Misrayim, cual nunca vieron tus padres ni tus abuelos, desde que ellos aparecieron sobre la tierra hasta hoy'». Y dándose vuelta, salió de la presencia del Par’o. (Ex. 10:1-6)

¿Y los siervos del Par’o le dijeron: «¿Hasta cuándo será este hombre una amenaza para nosotros? Deja ir a estos hombres, para que sirvan a YHWH, su Dios. ¿Acaso no sabes todavía que Misrayim está ya destruido?» (Ex. 10:7)

Y YHWH dijo a Moshe: «Extiende tu mano sobre la tierra de Misrayim, para traer la langosta, a fin de que suba sobre el país de Misrayim y consuma todo lo que el granizo dejó». Extendió Moshe su vara sobre la tierra de Misrayim, y YHWH trajo un viento oriental sobre el país todo aquel día y toda aquella noche; y al venir la mañana, el viento oriental trajo la langosta. La langosta subió sobre toda la tierra de Misrayim y se asentó en todo el país de Misrayim en tan gran cantidad como no la hubo antes ni la habrá después; cubrió la faz de todo el país y oscureció la tierra; consumió toda la hierba de la tierra y todo el fruto de los árboles que había dejado el granizo; no quedó cosa verde en los árboles ni en la hierba del campo en toda la tierra de Misrayim Misrayim. (Ex 10:12-15)Y el Par’o se apresuró a llamar a Moshe y a Aharon, y dijo: «He pecado contra YHWH, vuestro Dios, y contra vosotros. Pero os ruego ahora que perdonéis mi pecado solamente esta vez, y que oréis a YHWH, vuestro Dios, para que aparte de mí al menos esta plaga mortal». Salió Moshe de delante del Par’o, y oró a YHWH. Entonces YHWH trajo un fortísimo viento occidental que se llevó la langosta y la arrojó en el Mar Rojo; ni una langosta quedó en todo el país de Misrayim. Pero YHWH endureció el corazón del Par’o, y este no dejó ir a los hijos de Israel. (Ex. 10:16-20)

Y el Par’o se apresuró a llamar a Moshe y a Aharon, y dijo: «He pecado contra YHWH, vuestro Dios, y contra vosotros. Pero os ruego ahora que perdonéis mi pecado solamente esta vez, y que oréis a YHWH, vuestro Dios, para que aparte de mí al menos esta plaga mortal». Salió Moshe de delante del Par’o, y oró a YHWH. Entonces YHWH trajo un fortísimo viento occidental que se llevó la langosta y la arrojó en el Mar Rojo; ni una langosta quedó en todo el país de Misrayim. Pero YHWH endureció el corazón del Par’o, y este no dejó ir a los hijos de Israel. (Ex. 10:16-20)

Novena, oscuridad, tal como está escrito: Y YHWH dijo a Moshe: «Extiende tu mano hacia el cielo, para que haya tinieblas sobre la tierra de Misrayim, tanto que cualquiera las palpe». Extendió Moshe su mano hacia el cielo, y por tres días hubo densas tinieblas sobre toda la tierra de Misrayim. Ninguno vio a su prójimo, ni nadie se levantó de su lugar en tres días; pero todos los hijos de Israel tenían luz en sus habitaciones. (Ex. 10:21-23)

Y YHWH endureció el corazón del Par’o, y este no quiso dejarlos ir. Y le dijo el Par’o: «Retírate de mi presencia. Cuídate de no ver más mi rostro, pues el día en que veas mi rostro, morirás». Y Moshe respondió: «¡Bien has dicho! No veré más tu rostro». (Ex. 10:27-29)

Décima, primogénitos, castigo y muerte tal como está escrito: Y YHWH dijo a Moshe: «Una plaga más traeré sobre el Par’o y sobre Misrayim, después de la cual él os dejará ir de aquí. De seguro que os echará de aquí definitivamente». (Ex. 11:1)

Y Moshe dijo: «YHWH ha dicho así: ‘Hacia la medianoche yo atravesaré el país de Misrayim, y morirá todo primogénito en tierra de Misrayim, desde el primogénito del Par’o que se sienta en su trono, hasta el primogénito de la sierva que está tras el molino, y todo primogénito de las bestias. Y habrá gran clamor por toda la tierra de Misrayim, cual nunca hubo ni jamás habrá. Pero contra todos los hijos de Israel, desde el hombre hasta la bestia, ni un perro moverá su lengua, para que sepáis que YHWH hace diferencia entre los Misrayim y los israelitas’. Entonces vendrán a mí todos estos tus siervos, e inclinados delante de mí dirán: ‘Vete, tú y todo el pueblo que está bajo tus órdenes’. Y después de esto yo saldré». Y salió muy enojado de la presencia del Par’o. (Ex. 11:4-8)

Y YHWH dijo a Moshe: «El Par’o no os oirá, para que mis maravillas se multipliquen en la tierra de Misrayim». Moshe y Aharon hicieron todos estos prodigios delante del Par’o, pues YHWH había endurecido el corazón del Par’o, y este no dejó salir a los hijos de Israel fuera de su país. (Ex. 11:9-10)

Y aconteció que a la medianoche YHWH hirió a todo primogénito en la tierra de Misrayim, desde el primogénito del Par’o que se sentaba sobre su trono hasta el primogénito del cautivo que estaba en la cárcel, y todo primogénito de los animales. Se levantó aquella noche el Par’o, todos sus siervos y todos los Misrayim, y hubo un gran clamor en Misrayim, porque no había casa donde no hubiera un muerto. E hizo llamar a Moshe y a Aharon de noche, y les dijo: «Salid de en medio de mi pueblo vosotros y los hijos de Israel, e id a servir a YHWH, como habéis dicho. Tomad también vuestras ovejas y vuestras vacas, como habéis dicho, e idos; y bendecidme también a mí.». (Ex. 12:29-32)

Y los Misrayim apremiaban al pueblo, dándose prisa a echarlos de la tierra, porque decían: «Todos moriremos». Y llevó el pueblo su masa antes que fermentara, la envolvieron en sábanas y la cargaron sobre sus hombros. E hicieron los hijos de Israel conforme a la orden de Moshe, y pidieron a los Misrayim alhajas de plata y de oro, y vestidos. YHWH hizo que el pueblo se ganara el favor de los Misrayim, y estos les dieron cuanto pedían. Así despojaron a los Misrayim. (Ex. 12:33-36)

Y partieron los hijos de Israel de Ra’amses hacia Sukkoth. Eran unos seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños. También subió con ellos una gran multitud de toda clase de gentes, ovejas y muchísimo ganado. (Ex. 12:37-38)

El tiempo que los hijos de Israel habitaron en Misrayim fue de cuatrocientos treinta años. El mismo día en que se cumplían los cuatrocientos treinta años, todas las huestes de YHWH salieron de la tierra de Misrayim. (Ex. 12:40-41)

Luego que el Par’o dejó ir al pueblo, Dios no los llevó por el camino de la tierra de los Pelishtim, que estaba cerca, pues dijo Dios: «Para que no se arrepienta el pueblo cuando vea la guerra, y regrese a Misrayim». (Ex. 13:17)

Por eso hizo Dios que el pueblo diera un rodeo por el camino del desierto del Mar Rojo. Los hijos de Israel salieron de Misrayim armados. Moshe tomó también consigo los huesos de Yosef, el cual había hecho jurar a los hijos de Israel, diciéndoles: «Dios ciertamente os visitará, y entonces os llevaréis mis huesos de aquí con vosotros». Partieron de Sukkoth y acamparon en Etham, a la entrada del desierto. YHWH iba delante de ellos, de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarlos, a fin de que anduvieran de día y de noche. Nunca se apartó del pueblo la columna de nube durante el día, ni la columna de fuego durante la noche. (Ex. 13:18-22)

Y YHWH habló a Moshe y le dijo: «Di a los hijos de Israel que regresen y acampen delante de Pi-hahirot, entre Migdol y el mar, enfrente de Baal-zefón. Acamparéis frente a ese lugar, junto al mar. Y el Par’o dirá de los hijos de Israel: ‘Encerrados están en la tierra; el desierto los ha encerrado’. Yo endureceré el corazón del Par’o, para que los siga; entonces seré glorificado en el Par’o y en todo su ejército, y sabrán los Misrayim que yo soy YHWH». Ellos lo hicieron así. Cuando fue dado aviso al rey de Misrayim, que el pueblo huía, el corazón del Par’o y de sus siervos se volvió contra el pueblo, y dijeron: «¿Cómo hemos hecho esto? Hemos dejado ir a Israel, para que no nos sirva». Unció entonces su carro y tomó consigo a su ejército. Tomó seiscientos carros escogidos y todos los carros de Misrayim, junto con sus capitanes. Endureció YHWH el corazón del Par’o, rey de Misrayim, el cual siguió a los hijos de Israel; pero los hijos de Israel habían salido con mano poderosa. Los Misrayim los siguieron con toda la caballería y los carros del Par’o, su gente de a caballo y todo su ejército; los alcanzaron donde estaban acampados junto al mar, cerca de Pi-hahirot, frente a Baal-zefón. (Ex. 17:1-9)

Y cuando el Par’o se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos y vieron que los Misrayim venían tras ellos, por lo que los hijos de Israel clamaron a YHWH llenos de temor, y dijeron a Moshe: «¿No había sepulcros en Misrayim, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué nos has hecho esto? ¿Por qué nos has sacado de Misrayim? Ya te lo decíamos cuando estábamos en Misrayim: Déjanos servir a los Misrayim, porque mejor nos es servir a los Misrayim que morir en el desierto». Moshe respondió al pueblo: «No temáis; estad firmes y ved la salvación que YHWH os dará hoy, porque los Misrayim que hoy habéis visto, no los volveréis a ver nunca más. YHWH peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos». (Ex. 14:10-14)

¿Y YHWH dijo a Moshe: «¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. Y tú, alza tu vara, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los hijos de Israel pasen por medio del mar en seco. Yo endureceré el corazón de los Misrayim, para que los sigan; entonces me glorificaré en el Par’o y en todo su ejército, en sus carros y en su caballería. Y sabrán los Misrayim que yo soy YHWH, cuando me glorifique en el Par’o, en sus carros y en su gente de a caballo». (Ex. 14:15-18)

Y el ángel de Dios, que iba delante del campamento de Israel, se apartó y se puso detrás de ellos; asimismo la columna de nube que iba delante de ellos se apartó y se puso a sus espaldas, e iba entre el campamento de los Misrayim y el campamento de Israel; para aquellos era una nube tenebrosa, pero a Israel lo alumbraba de noche; por eso, en toda aquella noche nunca se acercaron los unos a los otros. (Ex. 17:19-20)

Y Moshe extendió su mano sobre el mar, e hizo YHWH que el mar se retirara por medio de un recio viento oriental que sopló toda aquella noche. Así se secó el mar y las aguas quedaron divididas. Entonces los hijos de Israel entraron en medio del mar, en seco, y las aguas eran como un muro a su derecha y a su izquierda. Los Misrayim los siguieron, y toda la caballería del Par’o, sus carros y su gente de a caballo entraron tras ellos hasta la mitad del mar. Aconteció a la vigilia de la mañana, que YHWH miró el campamento de los Misrayim desde la columna de fuego y nube, y trastornó el campamento de los Misrayim; quitó además las ruedas de sus carros y los trastornó gravemente. Entonces los Misrayim dijeron: «Huyamos ante Israel, porque YHWH pelea por ellos contra los Misrayim». (Ex. 17:21-25)

Y YHWH dijo a Moshe: «Extiende tu mano sobre el mar, para que las aguas se vuelvan contra los Misrayim, sus carros y su caballería». Moshe extendió su mano sobre el mar y, cuando amanecía, el mar se volvió con toda su fuerza; al huir, los Misrayim se encontraban con el mar. Así derribó YHWH a los Misrayim en medio del mar, pues al volver las aguas, cubrieron los carros, la caballería y todo el ejército del Par’o que había entrado tras ellos en el mar; no quedó ni uno de ellos. En cambio, los hijos de Israel fueron por en medio del mar, en seco, y las aguas eran como un muro a su derecha y a su izquierda. (Ex. 17:26-29)

Así salvó YHWH aquel día a Israel de manos de los Misrayim; e Israel vio a los Misrayim muertos a la orilla del mar. Al ver Israel aquel gran hecho que YHWH ejecutó contra los Misrayim, el pueblo temió a YHWH, y creyeron a YHWH y a Moshe, su siervo. (Ex. 14:30-31)

Acordaos de las maravillas que él ha hecho, de sus prodigios y de los juicios de su boca, vosotros, descendencia de Avraham su siervo, hijos de Ya’akov, sus escogidos. Él es YHWH, nuestro Dios; en toda la tierra están sus juicios. Se acordó para siempre de su pacto; de la palabra que mandó para mil generaciones, la cual concertó con Avraham, y de su juramento a Yishak. La estableció a Ya’akov por decreto, a Yisrael por pacto sempiterno, diciendo: «A ti te daré la tierra de Kena’an como porción de vuestra heredad». Cuando ellos eran pocos en número y forasteros en ella, y andaban de nación en nación, de un reino a otro pueblo, no consintió que nadie los agraviara, y por causa de ellos castigó a los reyes. «No toquéis — dijo — a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas». (Ps. 105:5-15)

En consecuencia YHWH nos ordenó: Hablad a toda la congregación de Israel, y decid: «El día diez de este mes tomará cada uno un cordero según las familias de los padres, un cordero por familia. Pero si la familia es demasiado pequeña, que no baste para comer el cordero, entonces él y el vecino más cercano a su casa tomarán uno según el número de las personas; conforme al comer de cada hombre os repartiréis el cordero. El animal será sin defecto, macho de un año; lo tomaréis de las ovejas o de las cabras. Lo guardaréis hasta el día catorce de este mes, y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel entre las dos tardes. Esa noche comerán la carne asada al fuego y panes sin levadura; con hierbas amargas lo comerán. Ninguna cosa comeréis de él cruda ni cocida en agua, sino asada al fuego; comeréis también su cabeza, sus patas y sus entrañas. Ninguna cosa dejaréis de él hasta la mañana; y lo que quede hasta la mañana, lo quemaréis en el fuego. Lo habéis de comer así: ceñidos con un cinto, con vuestros pies calzados y con el bastón en la mano; y lo comeréis apresuradamente. Es la Pascua de YHWH». (Ex. 12:3-6,8-11)

Es noche de guardar para YHWH, por haberlos sacado en ella de la tierra de Misrayim. Esta noche deben guardarla para YHWH todos los hijos de Israel a lo largo de sus generaciones. YHWH dijo a Moshe y a Aharon: «Esta es la ley para la Pascua: ningún extraño comerá de ella. Pero todo siervo humano comprado por dinero comerá de ella, después que lo hayas circuncidado. El extranjero y el jornalero no comerán de ella. Se comerá en una casa, y no llevarás de aquella carne fuera de ella ni le quebraréis ningún hueso. Toda la congregación de Israel lo hará. Si algún extranjero habita contigo y quiere celebrar la Pascua para YHWH, que le sea circuncidado todo varón, y entonces la celebrará, pues será como uno de vuestra nación; pero ningún incircunciso comerá de ella. La misma ley regirá para el natural y para el extranjero que habite entre vosotros «. (Ex. 12:42-49)

No se verá levadura junto a ti en todo tu territorio durante siete días. Y de la carne que sacrifiques en la tarde del primer día, no quedará nada hasta la mañana. No podrás sacrificar la Pesah en cualquiera de las ciudades que YHWH, tu Dios, te da, sino en el lugar que YHWH, tu Dios, escoja para que habite su nombre. Allí sacrificarás la víctima de la Pascua por la tarde, a la puesta del sol, a la hora que saliste de Misrayim. La asarás y comerás en el lugar que YHWH, tu Dios, haya escogido, y por la mañana regresarás y volverás a tu habitación. (Deut. 16:4-7)

Guardaréis esto por estatuto para vosotros y para vuestros hijos para siempre. Cuando entréis en la tierra que YHWH os dará, como prometió, también guardaréis este rito. Y cuando os pregunten vuestros hijos: «¿Qué significa este rito?», vosotros responderéis: «Es el sacrificio de la Pascua de YHWH, el cual pasó por encima de las casas de los hijos de Israel en Misrayim, cuando hirió a los Misrayim y libró nuestras casas». (Ex. 12:24-27)

¡Alaben la misericordia de YHWH y sus maravillas para con los hijos de los hombres!. (Salmo 107:8) ¡Alaben tu nombre grande y temible! ¡Él es santo!. (Salmo 99:3) Me alegraré y me regocijaré en ti; cantaré a tu nombre, Altísimo. Mis enemigos se volvieron atrás; cayeron y perecieron delante de ti. Has mantenido mi derecho y mi causa; te has sentado en el trono juzgando con justicia. Reprendiste a las naciones, destruiste al malo; ¡borraste el nombre de ellos eternamente y para siempre! Los enemigos han perecido; han quedado desolados para siempre; y las ciudades que derribaste, su memoria pereció con ellas. (Salmo 9:2-6) ¡Bendito sea YHWH, que no nos dio por presa a los dientes de ellos!. (Salmo 124:6) ¡Bendito sea el Señor! ¡Cada día nos colma de beneficios el Dios de nuestra salvación! Selah Dios, nuestro Dios, ha de salvarnos; de YHWH el Señor es el librar de la muerte. (Salmo 68:19-20)

¡Buscad a YHWH mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano! Deje el impío su camino y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a YHWH, el cual tendrá de él misericordia, al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. (Isa. 55:6-7) entonces invocarás, y te oirá YHWH; clamarás, y dirá él: «¡Heme aquí! Si quitas de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador y el hablar vanidad, si das tu pan al hambriento y sacias al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz y tu oscuridad será como el mediodía». (Isa. 58:9-10)

Un resto volverá, el resto de Ya’akov volverá al Dios fuerte. Porque aunque tu pueblo, Israel, sea como las arenas del mar, el resto de él volverá; la destrucción acordada rebosará justicia. Pues el Señor, YHWH de los ejércitos, consumará el exterminio ya determinado en medio de la tierra. (Isa. 10:21-23)

Y todo aquel que invoque el nombre de YHWH, será salvo; porque en el monte Siyyon y en Yerushalem habrá salvación, como ha dicho YHWH, y entre el resto al cual él habrá llamado. (Yoel 2:32)

En aquel tiempo el renuevo de YHWH será para hermosura y gloria, y el fruto del país para grandeza y honra, a los sobrevivientes de Israel. Y acontecerá que el que quede en Siyyon, el que sea dejado en Yerushalem, será llamado santo: todos los que en Yerushalem estén registrados entre los vivientes cuando el Señor lave la inmundicia de las hijas de Siyyon y limpie a Yerushalem de la sangre derramada en medio de ella, con espíritu de juicio y con espíritu de devastación. Y creará YHWH sobre toda la morada del monte Siyyon y sobre los lugares de sus asambleas, nube y oscuridad de día, y de noche resplandor de llamas de fuego. Y sobre todo, la gloria del Señor, como un dosel; y habrá un resguardo de sombra contra el calor del día, y un refugio y escondedero contra la tempestad y el aguacero. (Isa. 4:2-6)

Asimismo, acontecerá en aquel tiempo que YHWH alzará otra vez su mano para recobrar el resto de su pueblo que aún quede en Asiria, Misrayim, Patros, Etiopía, Elam, Sinar y Hamat, y en las costas del mar. Levantará pendón a las naciones, juntará los desterrados de Israel y desde los cuatro confines de la tierra reunirá a los esparcidos de Yuhudha. (Isa. 11:11-12)

Vienen días, dice YHWH, en los cuales haré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Yuhudha. No como el pacto que hice con sus padres el día en que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Misrayim; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice YHWH. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice YHWH: Pondré mi ley en su mente y la escribiré en su corazón; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: «Conoce a YHWH», porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice YHWH. (Jer. 31:31-34)

Y acontecerá que al final de los tiempos será confirmado el monte de la casa de YHWH como cabeza de los montes; será exaltado sobre los collados y correrán a él todas las naciones. Vendrán muchos pueblos y dirán: «Venid, subamos al monte de YHWH, a la casa del Dios de Ya’akov. Él nos enseñará sus caminos y caminaremos por sus sendas». Porque de Siyyon saldrá la Ley y de Yerushalem la palabra de YHWH. Él juzgará entre las naciones y reprenderá a muchos pueblos. Convertirán sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación ni se adiestrarán más para la guerra. (Isa. 2:2-4)

Compilado, adaptado, y traducido por Hakham Meir Yosef Rekhavi. El texto bíblico está basado en el texto de Masoreta Caraíta de Aharon ben Asher. El Hebreo editado por Hakham Nehemia Gordon. Composición tipográfica por Ivan Labombarbe. Traducido al español por Baruj Prieto. Este trabajo está basado en parte en anteriores Haggadhoth Caraítas compuestas por los antiguos Sabios Caraítas. Para aprender más, visite http://www.karaite-korner.org/rekhavi / o escriba a: El Movimiento Caraíta mundial, POB 7816, Yerushalem, Israel.

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